Su mirada estaba clavada en mí. Sus ojos totalmente abiertos como si no tuviera párpados, sus pupilas seguían cada uno de mis movimientos sin siquiera mover, ni un milímetro, su cabeza. Estaba parado, completamente rígido, con su espalda pegada a la pared. Al dar vuelta en el descanso de la escalera noté su presencia. Estaba … Continuar leyendo El inquilino