Fuego y plantas incinerándose.
Los marines, junto con los reclutas colonos de la luna, quemaban la perniciosa flora que estaba justo afuera de la caverna de donde provino la señal de emergencia; claro, no sin antes tomar pruebas para analizarlas.
El capitán Gaiden Yūsha Kah había dado la orden de incendiar todo y derrumbar la caverna, porque emitía radiaciones demasiado fuertes como para que alguien sin armadura pudiera sobrevivir cerca; esta medida hizo que las emanaciones disminuyeran, salvando la vida de algunos ahí presentes. No tenían ni idea de lo que había pasado, pero daban por hecho que el escuadrón dirigido por el Mayor Kalvar había sido aniquilado por el enemigo. Una gran pérdida.
Jon Kalvar Kohm ya no se jubilaría.
Llegó un hombre modificado por la biónica y le dio una noticia a Yūsha Kah.
—Lo único que pudimos salvar del audio fue la grabación del soldado Steven Hollum que hablaba sobre unas voces y…
Gaiden lo calló con una mano.
—Clasificado. No se nos ha permitido hablar de esto y posiblemente estemos siendo grabados por los rojos.
Los rojos, antes rivales, ahora facción neutral de humanos y androides que se escindieron de la Unión.
El soldado asintió y dio una vuelta para ayudar a los otros.
Yūsha Kah sabía que esto era extraño, pero le pidieron que no cuestionara nada, ni que elucubrara escenarios fantasiosos que le causaran penas que después no podría superar. De esto dependería su carrera militar y era mejor acatar las órdenes e irse de nuevo al espacio.
Una llamada del general Kaboss surgió en el visor de su casco.
—Gaiden Yūsha Kah a sus órdenes, señor.
—Sargento Yūsha Kah, deme un breve reporte.
Gaiden relató los detalles más importantes que acontecieron.
—Tanto la base secreta de los disidentes y la integridad de su ejército han sido neutralizados. El verdadero nombre de su líder es Benhamen Uth Stilgar, y los datos dicen que es idéntico al sargento que dirigía un escuadrón suicida en esta luna.
Hubo un breve silencio en el intercomunicador.
—Que no se hable mucho del tema. Pronto subirá de rango, capitán, téngalo por seguro. Cambio y fuera.
Gaiden Yusha Kah realmente estaba consternado, no parecía estar conforme. Él personalmente conoció a Stilgar y le había parecido un buen hombre, un buen soldado. ¿Sería el mismo sargento Benhamen Uth Stilgar, héroe de la Flotilla de Los Lobos Carmesí? Y no era la primera vez: en cuántas misiones se habían desenvuelto cosas que sobrepasaban a su entendimiento, y todo terminaba siempre como “Clasificado” o “No se hable más al respecto”, y tenía que callarlo… o, de otra manera, hasta su vida correría peligro. Como militar era eficiente y a eso debería de ajustarse. Aunque, de todos modos, se preguntó si algún día experimentaría directamente algo que fuera más allá de su comprensión…
No, hasta ahora solamente órdenes, violencia, muerte y deudas que pagar para su nave. Lo demás era superfluo.
Respiró hondo y luego suspiró. Tosió y luego gruñó; hasta el aire de Dalí Selene parecía tan hostil como sus colonos.
—Este lugar definitivamente está maldito —dijo pesimista, mientras entrecerraba sus ojos…; y una voz lejana, muy lejana, tal vez fuera de ese mundo, pidió ayuda y, lamentablemente, no, no fue escuchada.
Universo expandido de Silencio en la oscuridad de Odragde.